El 21 de septiembre de 1935 se disputa en el Circuito de Lasarte (Guipuzkoa) la última sesión de entrenamientos del Gran Premio de España de automovilismo, organizado por el Automóvil Club de Guipuzkoa. A pesar de ser unos entrenamientos, el público abarrota todo el trazado. Tanta expectación responde a que ésta es la última prueba del año y se citan los mejores pilotos del mundo con las mejores máquinas.
En estos entrenamientos, los pilotos se limitan a dar unas cuantas vueltas al trazado para estudiarlo y para comprobar el funcionamientos de sus máquinas, sin embargo, se pueden ver los primeros piques entre pilotos. Nuvolari en una de sus vueltas marca un tiempo de 6' 26” con su Alfa Romeo de la Scuderia Ferrari, pero inmediatamente es superado por Achille Varzi y su Auto Union parando el crono en 6' 12” y en la siguiente vuelta consigue mejorar la mejor marca del año anterior con 6' 8” a una media de 169'385 km/h.
En una temporada que se inició con el dominio de Mercedes, la evolución de Auto Union y de Alfa Romeo ha sido bastante importante, consiguiendo en las últimas carreras igualar el rendimiento de la marca de Stuttgart.
El día del GP, domingo 22, comienza y el desfile de personas dispuestas a observar las evoluciones de los autos de carreras se hace interminable. A las 10 de la mañana, el público abarrota la tribuna y todas las inmediaciones del trazado se hayan ocupadas. La animación a esta hora de la mañana es increíble y todavía no ha empezado lo mejor, la carrera.
Los autos participantes comienzan a ocupar sus boxes y son revisados y aprovisionados para la carrera.
A falta de pocos minutos para las 12 del mediodía, se forma la parrilla de salida. La primera línea es para Wimille (Bugatti), Rosemeyer (Auto Union) y Varzi (Auto Union). Desde la segunda línea parten Fagioli (Mercedes) y Stuck (Auto Union). En la tercera línea están Benoist (Bugatti), Siena (Maserati) y Nuvolari (Alfa Romeo). En la cuarta, en solitario, está Chiron (Alfa Romeo). En la quinta, Von Brauchitsch (Auto Union), Lehoux (Maserati) y Caracciola (Mercedes). Y en la sexta y última, Sommer (Alfa Romeo) y Leoz (Bugatti).
Comienzan a sonar los diferentes himnos nacionales de las marcas representadas, incluido el español por Leoz.
Y por fin, el presidente del automóvil club organizador da el pistoletazo de salida. Todos los pilotos dan gas a fondo, pero es Rosemeyer el que consigue tomar la cabeza de la carrera, seguido de Stuck y de Fagioli. Mientras que Varzi se ha quedado ligeramente rezagado.
El público sigue llegando a las inmediaciones del circuito, aunque ya quedan poquísimos huecos.
Stuck está tirando muy fuerte y antes de completar la primera vuelta le arrebata el primer puesto a Rosemeyer, que también pierde la segunda plaza al concluirse la segunda vuelta.
En la cuarta vuelta, Stuck ya ha doblado al español Leoz, que a pesar de no poder seguir el ritmo endiablado del resto de pilotos se conforma con ser constante en su vuelta a vuelta.
Rosemeyer tiene algún problema con su auto, ya que no sólo no consigue seguir el ritmo de cabeza, sino que va perdiendo posiciones y en la quinta vuelta ya se encuentra por detrás de Nuvolari, que tampoco está muy contento, ya que no puede hacer frente a los dominadores autos alemanes. Caracciola, sin embargo, está haciendo una gran carrera y se acerca a las posiciones de cabeza. Ya va en tercera posición y cada vez está más cerca de Fagioli.
Al término de la octava vuelta, Nuvolari abandona. Ha hecho todo lo posible por continuar, pero un problema mecánico unido a la falta de competitividad en el día de hoy de su Alfa Romeo le han obligado a dirigirse a los boxes para dar por concluida su participación en el Gran Premio de España. Es una lástima, ya que el “Mantovano Volante” siempre resulta un gran animador en las carreras que participa.
Caracciola adelanta a Fagioli en esta vuelta y sigue con su ritmo demoledor acercándose a su compatriota Stuck. El líder de la prueba cada vez ve más grande en sus retrovisores a Caracciola y, sintiéndose presionado, exprime al máximo su mecánica. Demasiada exigencia cuando aún quedan 2 tercios de carrera.
En la vuelta 14, Hans Stuck tiene que abandonar la carrera. El motor de su auto ha dicho basta ante el acoso de Caracciola, que se sitúa en primera posición. La segunda plaza es para Fagioli y les sigue a cierta distancia Wimille, que con su Bugatti es la gran sorpresa del día.
La carrera sigue sin novedades hasta la vuelta 21, en la que von Brauchitsch consigue superar a Wimille. Con él en tercera posición, el equipo Mercedes copa, provisionalmente, el podio. Mientras tanto, por detrás, Rosemeyer está sacando lo mejor de su auto y sube posiciones, ya se encuentra en la quinta plaza.
Caracciola se encuentra presionado por Fagioli, sólo les separan 14 segundos. El italiano pisa a fondo, quiere la victoria para él y la tiene bastante cerca, pero Rudolf es un rival de armas tomar y tiene entre ceja y ceja la victoria en esta carrera, que al ser la última prueba del calendario es recordada hasta el comienzo de la siguiente temporada.
La lucha por la primera posición es encarnizada. La velocidad media de ambos es casi idéntica, siendo ligeramente favorable a Fagioli, pero no lo suficiente.
La carrera llega a su fin sin ninguna variación. La victoria va a parar a manos de Rudolf Caracciola, que una vez ha salido de su auto se muestra eufórico, contentísimo por el nivel mostrado, tanto por él como por su equipo, ya que Luigi Fagioli ha sido segundo y von Brauchitsch ha sido tercero. Pleno del equipo Mercedes.
Cuarto ha sido Wimille y quinto Rosemeyer.
El presidente de la República, Alejandro Lerroux, hace entrega a Caracciola del trofeo de vencedor y un premio en metálico de 20.000 pesetas, en medio de la ovación del público asistente.
Las primeras declaraciones de Caracciola son las siguientes: “Desde un principio sabíamos que íbamos a ganar. Queríamos destrozar a los adversarios y apuntarnos una victoria indiscutible. Lo hemos conseguido. Para mí la carrera ha sido fácil, sin historia. Es un recorrido muy bueno, un circuito magnífico y una bella prueba.”.
La vuelta rápida, sin embargo, fue para otro auto alemán, el Auto Union de Varzi, que por este motivo es premiado con 500 pesetas.
Más de 150.000 espectadores disfrutaron de una carrera excepcional.
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