Nacida como Mariette Hélène Delangle el 15 de diciembre de 1900 en Aunay-sous-Auneau (alrededores de París).
A los 16 años se marcha de casa en dirección a París, donde encuentra trabajo en algunos "music halls" de la ciudad. En un par de años llega a ser una bailarina famosa bajo el nombre artístico de Hélène Nice que más tarde se convertiría en Hellé Nice. Su carrera como bailarina y modelo tiene tanto éxito que es capaz de comprarse una casa y un yate con su propio dinero, algo que en su época era inusual.
Por aquel entonces, París era el centro de la industria automovilística francesa y existían numerosas competiciones para los aficionados al mundo del motor que dispusieran de cantidades generosas para gastar. Por lo tanto, era común ver en las listas de inscritos a artistas famosos, aristócratas y empresarios. Hellé empezó a amar el mundo de la velocidad y eso la llevó a participar una carrera anual que organizaban sus compañeros del mundo de la farándula.
Un accidente mientras esquía (también era muy aficionada al esquí) daña una de sus rodillas y termina con su carrera de bailarina. Momento en el cual, quizá inspirada por Charlotte Versigny, que compitió con un Talbot en 1927 en el Gran Premio de la Baule, Hellé decidió probar suerte con las carreras de autos de forma profesional.
En 1929, conduciendo un Omega Seis, consigue la victoria en una carrera sólo para mujeres en Monthléry, el Grand Prix Féminin, en el que se pretendía conseguir un récord de velocidad femenino.
Debido a su creciente fama, el siguiente año emigra deportivamente a Estados Unidos, donde corre en multitud de trazados con un Miller, un auto de carreras plenamente americano.
Cuando vuelve a Europa, en un café de los Campos Elíseos, conoce a Philippe de Rothschild, un aristócrata francés con el que comparte el amor por los autos de carreras y la competición. Philippe conoce a Ettore Bugatti, con cuyos autos participa en las carreras, así que un día concierta una reunión para presentarle a Hellé. Bugatti no se lo piensa demasiado y rápidamente le ofrece sumarse a su escuadra, haciendo realidad uno de los sueños de Hellé, que era el poder competir en carreras de verdad contra hombres.
En 1931 participa en 5 carreras mayores en Francia, así como en el Grand Prix de Italia. En todas ellas conduciendo un Bugatti Type 35C, fácilmente reconocible por su color azul brillante.
Hellé Nice vive los mejores años de su vida, compitiendo con gente de la talla de Nuvolari, Caracciola, Chiron, Rosemeyer y Fagioli, entre otros, conduciendo para Bugatti y Alfa Romeo. Y, aunque no consigue la victoria en ninguna carrera, se gana el respeto de sus oponentes, finalizando frecuentemente por delante de algunos de estos grandes pilotos.
No sólo participa en carreras convencionales, sino que lo hace en cualquiera, ya sean de escalada o, incluso, rallies.
En 1936 viaja nuevamente a América. Esta vez a Brasil, para participar en el GP de Sao Paolo.
Durante esta carrera, consigue colocarse en 2ª posición detrás del piloto local Manuel de Teffé, incluso tenía opciones de ganar, pero sufre un terrible accidente cuando circulando a más de 160 km/h pierde el control de su Alfa Romeo, que sale volando para terminar estrellándose contra la tribuna, matando a 4 espectadores e hiriendo a 30. Su cuerpo sale despedido y aterriza sobre un soldado, el cual absorbe el impacto y salva la vida de Hellé a costa de la suya propia. Después de 3 días en coma y 2 meses de convalecencia, sale del hospital convertida en heroína por el pueblo brasileño -un gran número de familias comienzan a llamar a sus hijas Elenice o Helenice después de aquello-.
Aunque Nice no hablara públicamente, este accidente la dejó profundamente marcada para el resto de su vida.
En la temporada de 1937 intenta volver a la actividad, sus primeros objetivos son la Mille Miglia y el Gran Premio de Trípoli, pero no consigue los apoyos necesarios y se tiene que conformar con participar en las pruebas de resistencia para mujeres que tenían lugar en el circuito de Monthléry.
Durante dos años, sigue compitiendo en rallies mientras espera la llamada de Bugatti para volver a su equipo. En agosto de 1939, muere su amigo Jean Bugatti durante unas pruebas con un nuevo vehículo y, un mes más tarde, la temporada se interrumpe debido a la 2ª Guerra Mundial.
En 1943, en medio de la ocupación alemana de Francia, se compra una casa en Niza, en la que vive durante la guerra y espera su final, con la esperanza de poder volver a participar en los Grandes Premios.
En 1949 tiene lugar el primer Rally de MonteCarlo después de la guerra y, para celebrarlo, el día anterior a la carrera, se organiza una fiesta a la que acuden un gran número de invitados, entre ellos Hellé, que se muestra muy ilusionada de poder participar en dicho rally. La alegría se convierte en tristeza y humillación, cuando el piloto monegasco Louis Chiron, delante de todos los invitados, la acusa de haber sido agente de la Gestapo (Geheime Staatspolizei: "policía secreta del estado") durante la ocupación. Si la acusación la hubiera hecho cualquier otra persona no hubiera tenido grandes consecuencias, ya que no se había aportado ninguna prueba, pero viniendo de alguien como Chiron, significó el final de la carrera de Hellé Nice.
Hellé fue abandonada por los sponsors, no volvió a participar en carrera alguna después de este triste suceso y su nombre y hazañas fueron enterradas, borradas de la historia. También supuso el alejamiento de amigos y conocidos, incluso de su familia.
Hasta tal punto llegó su deterioro que se vio forzada a aceptar la caridad de una organización que se dedicaba a ofrecer ayuda a los actores y actrices que pasaban momentos difíciles.
Los últimos días de su vida los pasó en un apartamento infestado de ratas en los suburbios de Niza, viviendo bajo un nombre falso para ocultar su vergüenza.
Murió completamente olvidada por todos el 1 de octubre de 1984 y su cuerpo fue incinerado en la más absoluta soledad. Sus cenizas fueron enviadas a su familia, sin embargo, no se menciona el nombre de Mariette Hélène en el panteón familiar.
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